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El monumento a la Independencia – El Ángel

Inaugurado el 16 de septiembre de 1910 por el presidente Porfirio Díaz, el Monumento a la Independencia, popularmente conocido como el Ángel, se ha convertido en un ícono y referencia de la Ciudad de México. Escenario de todo tipo de manifestaciones: marchas, triunfos de fútbol, ceremonias cívicas, fotos de XV años, protestas a favor de derechos o en contra de gobernantes. A lo largo de los años, el pulso de la ciudad se puede medir desde los escalones del Ángel.

El antecedente más remoto de un monumento para conmemorar la independencia y sus héroes data de 1843 cuando el entonces presidente, Antonio López de Santa Anna, concurso de por medio, encargó un el mismo al famoso arquitecto Lorenzo de la Hidalga (creador del Teatro Nacional, o teatro Santa Anna, que fue demolido a comienzos del s. XX para ampliar la calle 5 de Mayo), pero del cual solo se colocó el basamento o zócalo, razón por la cual desde entonces se conoce así a la Plaza de la Constitución y que recientemente fue redescubierto a razón de trabajos de remodelación y mantenimiento.

Después de otros intentos infructuosos, debido especialmente a la carencia de dinero, finalmente Porfirio Díaz encarga a Antonio Rivas Mercado la creación del monumento. Rivas Mercado toma como modelo tanto un anterior proyecto de los arquitectos estadounidenses Cluss y Schultz, así como una tendencia de la época de erección de columnas (como la Columna de Alejandro en San Petersburgo y especialmente la Columna de la Victoria ubicada en Berlín), con lo que el proyecto inició en 1902. Aunque se ha especulado que las hijas de Rivas Mercado pudieron haber servido de modelos para el Ángel (Victoria alada), el historiador Carlos Martínez Assad afirma en el libro La Patria en el Paseo de la Reforma que la modelo fue Ernesta Robles, una costurera que solo posó de rostro y piernas, dada la moral de la época.

En 1925, dada una orden del Presidente Plutarco Elías Calles, se construyó en la base un mausoleo para servir como sepultura a los restos de los héroes de la independencia, que hasta entonces habían quedado a resguardo en la Catedral Metropolitana (aunque los restos de Agustín de Iturbide siguen ahí, en la capilla de San Felipe de Jesús, a la vista de todos los visitantes). Además, existe una escultura dedicada a Guillén de Lampart, un irlandés cuya historia merece un libro.

A lo largo de su existencia, el monumento ha vivido dos períodos trágicos. El primero ocurrió en la madrugada del 28 de julio de 1957 cuando un terremoto con epicentro en Acapulco sacudió la capital del país y provocó la caída del Ángel desde su pedestal. Los trabajos de remodelación duraron poco más de un año, hasta el 16 de septiembre de 1958 cuando fue inaugurado. El segundo, por más increíble que parezca, ocurrió el 3 de junio de 1986, durante la celebración de la Copa del Mundo en México. Después de la victoria del combinado mexicano en contra de Bélgica, un grupo de jóvenes decidió festejar el triunfo en las escalinatas del monumento. Dado que en esa época no se acostumbraba celebrar las victorias deportivas en otro lado que no fuera una ceremonia oficial, llamó la atención de los medios, especialmente la televisión, que inmediatamente fue a cubrir la nota. En la noche, una muchedumbre ya se había reunido en el monumento y al finalizar la participación mexicana en la copa del mundo, el estado en que quedó fue tan lamentable que hizo proceder a una restauración.

No solamente el monumento se ha convertido en símbolo de la capital, es también el recordatorio constante de los ideales que impulsaron la independencia y que desafortunadamente, muchas de sus promesas no han podido ser conseguidas.

Referencias

González, César. Monumentos del centenario en México y Argentina.
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas


https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0185308214704018#fn0005

La columna de la independencia Ciudad de México

http://www.mexicomaxico.org/ParisMex/resumen.htm